Ilusiones

Te vuelvo a extrañar, aún a sabiendas que tu presencia existe en mí, aún sabiendo que tu vibración me acompaña, pero es inevitable no extrañarte.

Días como hoy, la esperanza queda anclada, la realidad me mira de frente a la cara, y yo no logro sostenerle la mirada, me amedrenta.

Hoy, hasta parece que todo es una fantasía de mi ilusa mente, ¡pobre, tonta y vana mente que creyó en el amor!

Hoy te extraño más que nunca, aunque tu espíritu esté anclado en el mío y viceversa. Te extraño y tengo celos hasta de mi propia sombra.

Voy sanando

He llorado la peor de las angustias,

Por si te has ido de mí o por si piensas en volver.

He llorado por el destino cruel que no permite aclarar nada y lo hace todo tan imposible de alcanzar.

He llorado mi torpeza de amarte como un todo, de saber de que a pesar de que eres en mí, no parece para nada que soy en ti y encima de todo me mal entiendes.

He llorado hasta el cansancio, hasta no tener ya lagrimas a las que avocarme, pero he sanado o voy sanando el desamor, esa conexión eterna que nos hacia “tú y yo.”

Voy sanando, y al sanar yo, espero también sanes tú.

Solo yo

Soy yo, la que se adolece por tu ausencia día a día, por amarte tanto sin comprender el porqué, por tenerte presente con tan poca sensatez.

Soy yo, la que no comprende su camino, ni porqué decidió hacer tal contacto contigo. Soy yo, la que cae en el abismo de su propia torpeza, de su desesperación por no entender de dónde viene este amor.

Soy yo, la que abrió las memorias, la que abrió el portal que nos conectaba y ahora no encuentra la puerta para poderlo cerrar.

Soy yo, la que te ama profundamente, con una ansia interminable y con un desconsuelo constante. Y espero ser finalmente yo la que encuentre la puerta esa del portal que me conectó con este torbellino de amor que siento por vos.

Entrega

Entrega

Te amo, yo.

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Sí, yo soy. La que me arropa, la que es capaz de sentir tanto amor y elevarme al punto de fundirme con mi propia energía.

Sí, soy yo. Ese ser que me enseña a punta de intentos, de arrebatos y desaciertos, que no hay nadie en este mundo que me ame tanto como yo misma soy capaz.

Sí, hoy recurro a esa afirmación en el pasado: «eres tú misma enviándote amor». Entonces, si el amor que siento tan mío, tan fuerte, tan eterno forma parte de mí, de eso que soy, ¿para que esperar que aparezca lo que no puede llegar? Lo intangible, que he vivido por tantos años, soy yo misma al parecer en mi estado más puro.

Te amo Carol, como siempre te he amado. Te amo, yo.

Sáname

Sáname, del dolor de la pérdida, del dolor del desamor. Sáname los miedos, sana las heridas que por hondas no terminan de sanar.

Sáname, que no quede rastro de dolor en mi angustiado corazón que late a mil por hora por esta energía que me cubre y que consume.

Sáname, pues no veo el camino, tampoco la salida porque mi angustiada alma no me deja ver la verdad de todo el propósito de mi existencia.

Sáname, para ver tu luz, la nuestra; para saber que no soy presa del olvido de tu espíritu que me produce tanta ansiedad. Sáname, sí, para amarte en libertad.